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EL PODER DE LA PALMA ACEITERA

Coordinador General del Grupo Agronegocios

Ing. Ángel Manero Campos

Publicado: 2014-04-16

En abril de 2009, Dionisio Romero Seminario se confesaba en una entrevista a El Comercio.

Periodista: "Imagino que muchos presidentes los llaman. ¿O ustedes le tocan la puerta?"

Dionisio Romero: Sí nos llaman. Y te mentiría si te digo que no los vamos a buscar nunca. Si tenemos un problema serio, entonces vamos a tocar las puertas. Si una empresa de Romero tiene un problema con el subsidio del biodiesel por parte de los estadounidenses y los muchachos (la nueva generación del grupo) han puesto una planta, aunque yo no estaba muy de acuerdo con eso, tienen que ir a tocar las puertas del ministro para hacerle ver que acá hay una injusticia, un dumping.

Lo anterior cobra vigencia con la reciente paralización de la fábrica de biodiesel del Grupo Romero a razón de que PETROPERU y REPSOL prefieren comprar el biodiesel de soya argentino al biodiesel de palma aceitera producido en nuestra amazonía. Aparentemente, por ser más barato y porque la norma técnica peruana está en proceso de hacerse más exigente, lo cual dejaría fuera de carrera a nuestro biodiesel “charapa”.

Como se sabe, el diésel que se expende en los grifos del Perú, contiene por norma técnica nacional 5% de biodiesel (B100) con lo que se obtiene una mezcla (B5). El biodiesel importado actualmente estaría subsidiado cuando vemos que el precio FOB de exportación de biodiesel argentino es cercano a los US$ 1,300 por TM, es decir casi similar al precio del aceite crudo de soya (principal insumo para el biodiesel), lo cual es un imposible económico dado que hay mermas de proceso y costos de procesamiento que asumir; y desde luego márgenes de utilidad que aquí no existirían.

Perú importa 230 mil TM anuales de biodiesel y abastecemos localmente menos del 25% de la demanda. Si pensáramos en desarrollo de mercados para el agro deberíamos apuntar a abastecer, con producción local, el 100% de este mercado.

Si Argentina subsidia un biodiesel que será comprado en Perú, entonces los ciudadanos argentinos están subsidiando nuestro consumo, lo cual nos beneficia. Indudablemente, esto hay que balancearlo con lo que implica el desarrollo de la palma aceitera para regiones como San Martín, Loreto o Ucayali; regiones donde son necesarios los cultivos alternativos a la coca y es vital promover actividades productivas que generen empleo e ingreso a la población.

También está la discusión técnica acerca de que el biodiesel de palma no trabaja muy bien en condiciones de frío como las de la sierra del Perú (supongo que su naturaleza de manteca tiende a solidificar). Se necesita una opinión especializada en este tema porque a simple razonamiento parecería que una mezcla de 5% de biodiesel con 95% de diésel, con un buen aditivo que emulsifique, no debería tener problemas en la combustión.

Para complicar más la discusión, también está el tema ambiental donde muchas veces se ha criticado que los proyectos de palma aceitera deforestan bosques de producción permanente. Aunque también es cierto que una plantación de palma se puede considerar como un cultivo agroforestal.

Será ardua la tarea que tiene el INDECOPI a donde está acudiendo el Grupo Romero para pedir salvaguardas por competencia desleal. Aunque hablar de salvaguardas es relativo, porque los precios internacionales del aceite crudo son fluctuantes y un expediente que se abre en este momento puede caer en lo desfasado si en dos meses cambian los precios de manera importante.

Nuestra posición siempre ha sido que entre la duda de elegir el beneficio al productor rural o el beneficio del consumidor de las ciudades debemos elegir lo primero, puesto que nos trae desarrollo descentralizado y gobernabilidad. El agro es prioridad constitucional (Art. 88 de la Constitución Política del Perú).


Escrito por

Raúl Yaipén

Comunicación, Publicidad y Marketing politico una pasión.


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