El asunto del aporte de los independientes a las AFPs, y como vaticiné meses atrás, va quedando derogado. Habría que pensar en un sistema más integral e inteligente para conseguir el objetivo de una política previsional en el País.

El trabajador independiente no es un Lobo al que las APFs le deban sacar al menos un pelo (que es lo que parece) sin preguntar en el camino si acaso estamos confiscando libertades básicas a las personas.

En términos prácticos un trabajador independiente es como si fuera una empresa (EIRL) y como naturaleza propia de la tercera categoría en lo tributario, las empresas no asumen el IGV gastado en el ejercicio de sus actividades. Entonces debería permitírsele al trabajador independiente descontar todo el IGV, que gasta en el ejercicio de su especialidad, del impuesto a la renta que se le descuenta o paga cada año. El monto que se descuenta o sea determinado podría ser inmediatamente depositado en la cuenta de APF del trabajador. Es decir aportes variables cada mes y que no afecten su flujo de caja.

Lo anterior, es perfectamente aplicable a los agricultores, puesto que deberían poder descontar, de la renta que deben pagar, el IGV que gastan en el proceso productivo y este monto podría ser su aporte previsional al sistema de pensiones.

Pocas líneas para un tema de trascendencia nacional, que amerita una discusión amplia y no iniciativas legislativas que no se discuten o se discuten muy poco.